Rompe el hielo vaticinando qué planeamos cocinar ese día. A continuación nos hace conocer su siempre certero pronóstico del clima. Entonces, y si le damos el tiempo suficiente, es capaz de adivinar nuestros secretos más íntimos.
Afortunadamente al día siguiente olvida quienes éramos, por lo cual aquello que haya podido descubrir de nosotros tiene para él un carácter anónimo y meramente estadístico; como el aumento del 170% en el tomate perita.