Famosa es la liebre copiada hasta el más mínimo detalle del natural por Alberto Durero y más famoso aún su grabado de un rinoceronte que realizó basándose en la descripción que hiciera de ese animal un viajero.
No cuenta con el mismo reconocimiento, y con justa razón, la obra casi anónima aquí reproducida. La modesta curiosidad de esta pieza radica en que su autor, aun teniendo una idea bastante cabal de cómo son las liebres, prefirió basarse para su realización en rumores de pueblo, confusiones zoológicas, azares de la tinta y la acuarela y, hasta el más mínimo detalle, en su propia impericia.