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Recortes al paso: Página 6

Miguelito Totonaco

Como quien no quiere la cosa venimos a descubrir que el ratoncito más famoso del mundo tiene un origen mucho más antiguo (y un poco más al sur) del que nos habían dicho.

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Feria de vacaciones de invierno en Rosario

Mañana sábado 16 y el domingo 17 de julio de 14:00 a 18:00hs. se realizará una nueva edición de la feria Tinta, Papel, Ribera en el Galpón 11 de la franja del río en Rosario. Allí podrán encontrar todos los libritos, postales y demás variedades gráficas impresas en nuestro taller.

Más info en Minusculario

Las Musas

«Si la inspiración es un mito del Romanticismo, el privilegio de la técnica y el esfuerzo son mitos del Modernismo.» Sebastián Napolitano escribe en Paco sobre la técnica, la inspiración, las musas y Get Back.

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Los surrealistas, lo maravilloso y Carpentier

Pero, a fuerza de querer suscitar lo maravilloso a todo trance, los taumaturgos se hacen burócratas. Invocado por medio de fórmulas consabidas que hacen de ciertas pinturas un monótono baratillo de relojes amelcochados, de maniquíes de costurera, de vagos monumentos fálicos, lo maravilloso se queda en paraguas o langosta o máquina de coser, o lo que sea, sobre una mesa de disección, en el interior de un cuarto triste, en un desierto de rocas. Pobreza imaginativa, decía Unamuno, es aprenderse códigos de memoria.
[…] Pero es que muchos se olvidan, con disfrazarse de magos a poco costo, que lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una alteración de la realidad (el milagro), de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad, de una ampliación de las escalas y categorías de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un modo de «estado límite». Para empezar, la sensación de lo maravilloso presupone una fe. Los que no creen en santos no pueden curarse con milagros de santos, ni los que no son Quijotes pueden meterse, en cuerpo, alma y bienes, en el mundo de Amadís de Gaula o Tirante el Blanco.

Prólogo de “El reino de este mundo”

Alejo Carpentier