La localidad de Abulia (856 hab.) es una de las tantas que no tienen fecha de fundación, que no han sido escenario de ningún hecho histórico relevante, que no tienen paisajes o personalidades particularmente destacables. Pero, como todos los pueblos, tiene una plaza central que necesita un monumento.

Luego de varias décadas de debates y asambleas se decidió por fin elevar un monumento a la parsimonia, quizás la única característica distintiva del lugar. Cuarenta años más les llevó ponerse de acuerdo en cuál sería la imagen que mejor representaría tan abstracto concepto. Hoy, a un siglo del inicio de las obras, la modesta escultura está prácticamente terminada.

Les tomará sus buenos años acordar el texto más apropiado para la placa. A alguna inundación, borrar el pueblo entero con su plaza y su monumento le puede llegar a tomar, como mucho, dos días.

Dibujo a lápiz y pluma de un caracol sobre un pedestal